Frases de la vida, montones de letras, millones de sentimientos, pasado, presente, futuro, angustías, alegrías, triunfos y derrotas

Han Pasado por acá...

martes, 29 de julio de 2008

Finalmente... Aprendí.


El sutilmente me convido con un silencio, y una mirada que se poso eterna en mi, sonreí. El alma me proponía escapar y meditar un tiempo más, pero en ese segundo fuí sorda, decidí hablar como nunca jamás lo había hecho, comencé sacándome lo que más me pesaba, mi nombre, quién era, el por qué no había encontrado las razones necesarias para no estar justo ahí. El permanecía en silencio y por momentos sus ojos parecían reflejarme un abismo inconcluso, pero por fin habló...
Reconoció que sabía quién era, que sus ojos me recordaban, que en más de una ocasión había sentido ganas de hablarme, pero que no había tenido el coraje, lo cual me hizo sentir valiente, solo con escucharlo decir que sabia de mi, yo me sentía realizada, sentía que estaba en el lugar indicado, hasta que lo oí decir: “es una lástima que nuestros tiempos no coincidan”…
Pensé que mi yo interno otra vez actuaría con delicadeza, que podría adecuarse a la situación, pero me olvidé de ser sorda, me olvidé de ser fuerte, me olvidé de mi, y una lagrima se asomo al otro mundo, él atinó a llevársela en una caricia, pero no lo creí justo, baje la mirada y con mi mano limpie mi rostro, volví a sus ojos y volví a regalarle mi mejor sonrisa…
Decidí hacerme a un lado conectarme conmigo misma, tragar mis dolores y vergüenzas, estaba dispuesta a llevarlas conmigo, pero... Bastante ya con el peso de mi corazón cansado! di media vuelta me perdí en su mirada y le cedí mi sed de triunfos sin batallas, este amor de a uno, este amor tan existente en mi… ¿Por qué tendría que quedármelo?! Fue su imagen quien construyó todo esto, sus miradas que me vieron, su mundo enfrentado a mí, sería él quién parta con el peso en el hombro y un dolor en el alma, esta herida prematura que no había tenido siquiera la oportunidad de nacer en un tiempo que encajase con lo que mi ser sentía… Di dos pasos cortos, volví a investigarlo, volví a presentarme, y lo besé, locamente como nunca antes lo había hecho, el estaba tieso, enmudecido, estupefacto, comenzó a reír, conocí sus rasgos mejor que en cualquier otro momento, el abismo inconcluso renació en mi. Repitió su nombre, y locamente me besó, como nunca antes lo habían hecho…
Desde entonces nuestras guerras no se enfrentan, desde entonces nuestros caminos se hicieron nuestros, eran otros quienes nos veían ir más allá de la plaza, más allá de las vergüenzas…
Con él aprendí que a veces las palabras no lo dicen todo… Y que los silencios no te hacen
cobarde… Con él aprendí a mirarme bien, aprendí a confiar en mi y en mis labios, en mi ser y en mis ganas… Aprendí, y eso es mucho…

viernes, 25 de julio de 2008

Eso que fue o no...

Me senté frente a tu casa, sonreía sin saber por qué, quizás porque en mis más profundos sentidos sabía que iba a hablarte, que por fin iba a decirte lo mucho que significabas para mi. Conocía tus horarios, sabía que ese día tendrías tu remera azul y tus pantalones negros, el bolso al hombro y ese aroma a jueves…
Te esperé, paso la hora y creí que algo andaba mal, y sin embargo, solo en mi mundo lo estaba, te vi salir y justamente ahí comprendí que mi mundo era mío…Saliste con la misma sonrisa que estaba en mi antes de verte, saliste con ella, si, con ella..
Decidí hacer como si nunca te hubiese querido hablar, como si por culpa del azar me encontraba allí.. Me viste, levantaste tu mano, y yo asentí con la cabeza como si encantada estuviese recibiendo ese segundo de miseria que me regalaste…
Partí hacia el otro rumbo, silbando bajito sin siquiera voltear un poco, más allá de que mi yo interno pedía a gritos un poco más de masoquismo puro, de ese masoquismo que solo yo me regalo, pero mi yo externo, tan lleno de nostalgias, pudo más, camine, camine todo el día hasta que por fin decidí sentarme y analizar mis momentos de inoportunismo puro. Reí en el más absoluto silencio, cerré mis ojos y esperé que se aproxime alguien y me lleve hacia otro lugar, pero no fue así, mi lugar estaba ahí en esa soledad inmunda que a veces te da una patada en el medio del pecho, una patada en seco, que reluce los momentos más opacos de tu vida solitaria…
Lloré, te dejé partir, puse una frase final a lo que nunca fue y me regale un cariño que me envolvió el alma y me dio las fuerzas necesarias para llegar a casa, al hacerlo corrí hacia mi cuarto, elegí el tema perfecto para ese momento, volví a llorar y a reír al imaginar mi rostro que te vio y no quiso hacerlo, ¿cómo habrá sido? ¿Qué habrás pensado? ¿Hasta qué punto se lució mi dolor? Quizás, solo son mis propios fantasmas los que quieren hacerme creer que en algún momento me viste, más allá de ese saludo.
Libre de cualquier conclusión, lo cual realmente me atormentaba, elegí regalarme mi propio final, ya estaba todo perdido, pero me costaba dejarte ir, decidí volver al otro día, jamás te había sentido un viernes, y así fue, no quise disfrazarme de azar, llegue a la puerta de tu casa y toqué el timbre. Atendiste, pocas veces había escuchado tu voz, mi corazón comenzó a latir con más fuerzas que nunca, sentí ganas de volver a mi infancia y correr hasta que mis piernas digan basta, pero no pude siquiera hacerlo, fue como si una nube de hielo se me hubiese posado al ras de la piel. Fueron minutos, pero para mi y mis síntomas fue un eterno momento, me presenté y llegó el momento de tenerte ahí, mirándome como nunca antes, debo de confesar que tu cara reflejaba miles de dudas de las cuales solo podía responderte una… No sé qué hago acá…

domingo, 13 de julio de 2008

¿Qué será?...


Cada una de mis noches imagino qué será de mi próximo día, con qué verdades voy a encontrarme, cuánto menos, o más pesara mi dolor, si estaré contenta o quizás un poco yo…Y siempre antes de cerrar mis ojos en el silencio profundo de mis despedidas nocturnas con este mundo tan mío, encierro todas mis ideas, fantasías y supuestos en un devenir conocido, en un devenir que desde siempre uno sabe que no conoce, proyectar a veces no sirve, idealizarse un día completo es perderse en un tiempo ficticio, ya no me siento preparada para lo que yo misma genero, menos aún para eso que no proyecto, pero aún así, sigo despertándome cada día, sigo saliendo de acá, sigo sonriendo cuando algo lo merece, y llorando igual.
Uno nunca sabe qué suerte tendrá, si llegará a la esquina desparramada de azar o simplemente no lo hará. Pero más allá de las cuestiones obvias del pensar en futuro, lo interesante es pararse justo en ese instante de realidad presente, sin buscar un por qué acá y no allá, poder sentir la frescura de esa brisa eterna que trata de arrancar un poco del dolor que uno lleva consigo sin buscárselo.
No sé de qué estará hecha mi mañana, pero tampoco sé si quiero saberlo, prefiero vivirlo, aunque a veces vivir duele, y las sorpresas ingratas castigan, mi cuerpo y mi alma están dispuestos a pararse justito enfrente de ellos, porque hay sorpresas feas, si, pero también las hay de las otras, de esas pocas que te llenan el alma vacía, de esas que duran quizás minutos, pero valen más que cien llantos… ¿Por qué será que la felicidad dura tan poco y la tristeza a veces es eterna?... Quizás en cada uno de mis pasos pueda entenderlo, ahora no quiero saberlo, pues me está bastando con vivirlo. Y aún asi, sigo, sigo y sigo...